A lo largo de su trayectoria, han sido múltiples las series que ha desarrollado, como es el caso de: Maravilla natural (1991), Flotar (1992-1997) o Crepúsculo (1998-2002), compuesta por un conjunto de fotografías deudoras del séptimo arte, rebosantes de fuerza y engrandecidas a base de pulgadas, a las cuales haremos referencia exclusiva en esta entrada.
Espectáculo, angustia, lírica, soledad, misterio,...recrean unas secuencias abiertas al juego de la percepción. Paisajes triviales, oníricos y surreales que escapan a la razón y donde se vislumbra un choque frontal entre maravilla y serenidad. Para muchos representan, quizás, la visión perfecta que unos Lynch y Spielberg, nunca lograron concluir. Una amalgama de detalles, luces y simbolismos dispuestos a recrear una estética de salvaje y oculta narrativa, como homenaje al Hollywood que siempre las inspiró. En definitiva, un enigmático y colosal trabajo, cuyo origen atendiendo a las palabras del propio Crewdson, posee un sentido acorde a su excelente genialidad: "Siempre he estado fascinado por la condición poética del crepúsculo. Por su cualidad transformadora. Su poder de convertir lo ordinario en algo mágico y sobrenatural....”
Su obra, convertida en una de las referencias de la fotografía actual, ha estado presente en: El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el MOMA de Nueva York, Museo de Arte Contemporáneo de Tokio o el Museo Guggenheim de Bilbao. Además sus trabajos, a modo de exposición itinerante se han podido disfrutar por diversos centros europeos desde 2005, siendo el Museo Sternersen de Oslo su parada actual.
Como curiosidad apuntar que a los 16 años formaba parte de un grupo de punk, cuya canción Let me take your foto (algo así como: Permíteme coger o aprovechar tu foto) fue utilizada en 2005 por la firma Packard para una de sus campañas publicitarias.
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